Invitada por la UIMP (Universidad Internacional Menéndez Pelayo), entre los días 29 y 30 de julio de 2015 participé en Santander en uno de sus conocidos cursos de verano. El curso, titulado El desafío humanista de la actividad política. Jacques Maritain, el humanismo integral y la UIMP (1934-2014) estuvo dedicado al gran filósofo francés y a su influencia. Durante varios días hablamos y debatimos sobre distintos aspectos de su vida, sus planteamientos filosóficos y la herencia que nos ha dejado. A mí me interesaban sobre todo sus teorías sobre la democracia cristiana.
Intervine con la ponencia titulada “Maritain y los vascos”, en la que analizaba las relaciones entre el francés y líderes del PNV y valoraba el significado de dichas relaciones tanto para los nacionalistas como para el propio filósofo. Para investigar esta cuestión, además de en bibliografía y prensa, me he basado principalmente en la correspondencia de un sacerdote vasco, don Alberto Onaindia, encargado de las relaciones entre el PNV y el Gobierno vasco con el Vaticano.
En mi opinión, Maritan fue una importante fuente de inspiración para los ideólogos vascos y para los líderes nacionalistas, cuya evolución ideológica en los años veinte y treinta concordaba en forma y fondo, y también en la práctica, con el discurso del francés. El nacionalismo vasco encontró en el “humanismo integral” un referente decisivo en su búsqueda de una tercera vía, entre el liberalismo capitalista y el estatismo comunista. Por otro lado, Maritain ejerció de “altavoz” del caso vasco y de intermediario ante el Vaticno. Sus planteamientos, su posicionamiento negando la condición de “cruzada” a la guerra española y el amparo proporcionado a los nacionalistas vascos, fueron indudablemente un balón de oxígeno para sus propias conciencias.