El debate en torno a la comunicación para el desarrollo y el cambio social está vivo y muy abierto. Los principios que inspiran un tipo de comunicación horizontal, poco o nada mercantil, basada y centrada en el ser humano, bidireccional, en la que todos los agentes implicados se deben sentir concernidos y transformadora de estructuras han sido los ejes del debate durante estos días de mayo en el Congreso “Evaluación de la Comunicación para el desarrollo y el cambio social” al que he asistido en el campus de Jerez de la Frontera de la Universidad de Cádiz. Este encuentro se enmarca dentro del Proyecto I+D EvalComDev financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y liderado por Víctor Marí Sáez (Universidad de Cádiz) como Investigador Principal.
La discusión, de gran calado en el tejido que sostiene y alimenta las ONGD en las últimas décadas, ha contado con la presencia de relevantes teóricos que han dado un impulso a la conversación iniciada hace varias décadas. La disquisición entre el concepto de desarrollo, basado en las teorías desarrollistas – y para muchos neocolonialistas– de mediados del siglo XX y la idea de cambio social han dibujado el hilo conductor de estas tres jornadas. Se constata una vez más que la entendida “comunicación para el desarrollo” no transforma y refleja una visión etnocentrista que admite que el sistema dominante sigue vigente.
Académicos de la universidad y miembros de las organizaciones han presentado el panorama de un sector, el de la solidaridad y la cooperación, que se recupera de una dura crisis que le ha obligado a reducir estructuras y proyectos. La responsable de comunicación de la Coordinadora Estatal de ONGD, Yolanda Polo, constató la necesidad de una nueva definición de comunicación en el seno de las organizaciones, una comunicación que debe ser capaz de aunar propósitos y socializar un nuevo modelo de sociedad que sea verdaderamente transformador. Por su parte, Eloísa Nos Aldas, de la Universidad Jaume I de Castellón, profundizó en su ya conocida teoría de la eficacia cultural. La comunicación ha de ser entendida como un instrumento que cambie comportamientos, actitudes y a la sociedad desde dentro, pero que lo haga de forma transversal. Una comunicación “que ponga a dialogar lo comunicativo, lo educativo y lo cultural”.
Otro de los ponentes destacados de este Congreso fue Manuel Chaparro, catedrático de comunicación de la Universidad de Málaga. El profesor Chaparro nos invitó a emprender un camino al reencuentro con la naturaleza. Parafraseando a Boaventura de Sousa, a través de sus “epistemologías del Sur” y de la “ecología de saberes”, nos recordó que una comunicación para el desarrollo es una actitud suicida que sólo busca seguir legitimando este sistema de dominantes y dominados. Para Chaparro, una comunicación verdaderamente humana y justa es aquella que busca generar el auténtico cambio. Ahora tendremos que empezar a definir qué consideramos cambio social y en qué dirección queremos que se produzca.
También estuvieron presentes ponentes de gran relevancia internacional como Jo Tacchi, experta en antropología social y etnografía de la RMIT (Australia) y de la Loughborough University (Reino Unido) es asesora de UNESCO y UNICEF. Explicó las conclusiones de su análisis y de los indicadores empleados para medir el impacto generado en distintos suburbios de la India tras la implantación de políticas sociales para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Cabe destacar también la presencia de los investigadores Thomas Tufte (Universidad de Leicester), Cicilia Krohling Peruzzo (Universidad Metodista de Sao Paulo), Javier Erro Sala (Universidad Pública de Navarra) y el catedrático Enrique Bustamante (Universidad Complutense de Madrid), actual presidente de la Asociación Española de Investigación en Comunicación (AE-IC).
(Post publicado originalmente en el blog solasean.com)
