Se busca casa en Swansea (con mucha paciencia)

Buscar piso siempre es una tarea ardua que puede generar bastantes quebraderos de cabeza. Y buscar un lugar donde vivir en un país distinto es más complicado si cabe. Ahora que ya hemos vuelto de Swansea y los erasmus del año que viene ya están empezando los preparativos, no puedo evitar acordarme de cómo estábamos nosotras hace exactamente un año. Primero de todo, un aviso a todos los que planeen ir a Swansea de intercambio: es cierto que tercero de HUCO no deja mucho tiempo libre para planificar el erasmus, pero lo mejor es no dejar el tema del alojamiento para mayo.

El curso pasado todas las que hemos estado hasta hace pocas semanas en Swansea dejamos a un lado la búsqueda de alojamiento. Ya por mayo, lo que parecía un asunto más bien sencillo por el volumen de oferta que había se convirtió en una carrera complicadísima de emails a mil agencias y particulares distintos. Y es que el ser estudiante erasmus (la fama nos precede) y pedir un contrato de arrendamiento de un semestre son dos puntos en contra que tienen demasiado peso a la hora de ser aceptado por los propietarios. Además, se tiene que tener en cuenta que los estudiantes británicos de Swansea empiezan a buscar alojamiento para el curso siguiente entre febrero y marzo.

Los universitarios de Swansea son en su mayoría gente de fuera, por lo que hay barrios enteros repletos de estudiantes. Brynmill y Uplands son los más populares, ya que están ubicados cerca de la playa, entre la universidad y el centro de la ciudad. El más recomendable es el primero, el barrio donde vivimos nosotras durante cinco meses. Prácticamente todos los vecinos son estudiantes, en menos de 15 minutos andando se llega a la universidad y los bares de la zona (el Bryn i mor es el más popular, es barato, siempre hay buen ambiente y suelen organizar actividades y conciertos) siempre están repletos de estudiantes. ¿Y por qué no Uplands? Esta zona es, como su propio nombre indica, un barrio situado en una colina. Esto puede ser un suplicio de cara a ir a la universidad y a salir por la noche. Aparte de Brynmill y Uplands, existen otros barrios como Mumbles o la Marina, pero están lejos y las casas son bastante más caras.

En caso de decidir vivir en una casa –sólo hay pisos en la Marina-, se puede hacer de varias maneras: por lo privado, por la oficina de alojamiento de la universidad y por agencias. La opción más cómoda es con la oficina de la universidad, ya que es una forma de asegurarse de que la casa esté en condiciones y, además, la renta no es muy alta. Los trabajadores de la oficina pasan a hacer una pequeña inspección dos veces al año, más que nada para comprobar si la casa sigue en pie, pero por lo demás no suele haber controles. Este servicio de la universidad también ofrece la posibilidad de alojarse en una de las residencias que se han construido hace poco dentro del propio campus o en la Student Village –para llegar a ella es necesario coger un autobús urbano desde la universidad-. Estas dos opciones no son malas, pero la mayoría de las personas que optan por ellas son británicos de primer curso; los erasmus suelen decantarse por casas gestionadas por la universidad.

Por otro lado, hay bastantes casas privadas en las que los propietarios gestionan directamente el arrendamiento. En estos dos últimos casos, los precios oscilan entre los 230 y los 290 pounds, y las casas suelen tener espacio para cinco o seis personas, pero también hay auténticas mansiones para diez o doce universitarios. En esos casos son casas enormes, con varias cocinas y cuartos de baño. Finalmente, en cuanto a las inmobiliarias, en Swansea hay varias especializadas en estudiantes, como StudentDigz, o Digs.

En el 27 de Finsbury Terrace, la casa en la que he vivido en Swansea, he convivido con otras cinco personas: Nina, una eslovaca que sabe castellano con acento andaluz; Urko e Itxaso, de Deusto Bilbo; Ann, una maltesa con mucho salero; y Chris, un estudiante británico. En realidad, siempre había más gente en casa, las alemanas, un irlandés, un inglés… y durante mis últimas semanas se solían sumar a pasar la tarde un alemán-iraní y un filipino. Resultado: mezcla de culturas y grandes amigos. Conseguir una casa a destiempo en Swansea puede ser una auténtica locura, pero al final merece la pena el esfuerzo.