Por TODOS SUS ALUMNOS.
(Me siento afortunado de haber suspendido tres veces Psicología con él, ya que gracias a ello, a cómo impartía sus clases, ha conseguido que decida seguir estudiando. Precisamente Psicología, como carrera. Por eso estoy contento de ser el que habla hoy, porque sus clases enseñaban a ser más humilde, menos arrogante. A cómo pensar).
Es triste. Es muy triste tener que hablar hoy. El tener que transformar el dolor en palabras, porque, como todos sabéis, el pensamiento y los sentimientos pierden definición al ser expresados en palabras. Y, precisamente por su dificultad, hemos decidido utilizar sus propias palabras para poder explicar lo que sentimos en estos momentos:
“El sentido de la vida:
Muchos dicen que si la vida no tiene un fin, un objetivo, carecería de valor; por tanto, podría suprimirse en cualquier momento sin ningún problema. Freud renuncia totalmente a este problema y se pregunta de una manera más simple: ¿cuál es el objeto o intención que puede deducirse de la vida del hombre por su conducta? Y sentencia: el hombre busca el placer, ser feliz.
Desde esta tesis hedonista del ser humano, el placer y la felicidad coinciden; concibe la felicidad en términos de placer. De tal manera, que el fin de la vida es desarrollar el principio de placer y huir del displacer; pero, la naturaleza parece no haber tenido muy en cuenta esta intención y por todas partes encontramos trabas al placer. Se goza intensamente cuando ves la otra cara de la moneda, cuando has sentido dolor. Ingenuamente buscamos el placer por el placer, pero si no hubiera dolor, no gozaríamos.
El hombre protesta contra la existencia del dolor, se rebela contra sus limitaciones, protesta por desear y no alcanzar; protesta por no tener el control sobre todo, por no ser un pequeño Dios, la mera sensación de dependencia causa frustración”.
Uno de sus mentores, del que muchas veces nos ha hablado en clase, Raimon Panikker, terminaba uno de sus textos diciendo: “Recuerdo un ideal: cada párrafo que escribo, cada frase, debería reflejar, en la medida de lo posible, toda mi vida y ser expresión de mi ser. Se debería reconocer mi vida entera en una sola frase, del mismo modo que puede reconstruirse el esqueleto completo de un animal prehistórico a partir de un solo hueso”.
Así queremos recordar quién es él.
Nos quedamos con tus palabras, gracias y gero arte, Iñaki.
Tus alumnos.