El lunes que viene los estudiantes del grado en Comunicación de segundo y tercer curso asistirán al taller titulado “Descubre nuevas formas de luchar contra la desinformación”, de la mano de la Fundación Luca de Tena y Google News Initiative, a través de la Asociación y Colegio Vasco de Periodistas . Carmela Ríos, licenciada en Periodismo en la Universidad San Pablo CEU, será quien expondrá la importancia de encontrar fuentes fiables de información.
Actualmente eres periodista para El País y estás trabajando en el taller titulado “Descubre nuevas formas de luchar contra la desinformación” ¿Qué te ha llevado a ello? ¿Hay alguna rama del periodismo que te apasione especialmente?
Escribo en El País como colaboradora en la sección “Red de redes” en la que analizamos las redes sociales y el impacto que están teniendo en nuestra sociedades. Dedico bastantes de estas columnas a la desinformación, que es un tema que me apasiona desde hace años años cuando Trump ganó las elecciones. Yo era entonces responsable de redes sociales de un gran medio, después de muchos años en informativos de televisión. Pensé que debíamos comprender mejor qué se estaba cociendo en las plataformas digitales porque eran capaces de cambiar el sentido del voto de muchas personas y la percepción que tienen de la realidad que les rodea. Ahí empezó el viaje.
Observar y contar la desinformación se ha convertido para mí en una nueva rama del periodismo en la que trabajo actualmente. Pero mi amor por el periodismo es total, soy una de esas periodistas vocacionales a las que le gusta todo: la prensa, la radio, la televisión, el fotoperiodismo y el periodismo en las redes sociales.
Desde tu experiencia personal en el entorno periodístico, ¿es común caer en la desinformación entre los profesionales del campo? ¿A qué se debe?
Los periodistas corremos el riesgo de asumir el papel de “tontos útiles” si no actualizamos las herramientas con las que trabajamos para observar la realidad porque esta se halla inmersa en una profunda transformación. Un ejemplo: sucede con frecuencia que los medios o los periodistas acabamos hablando de un tema porque alguien, o un grupo, han logrado que se hable mucho de dicho tema en las redes, inflando la conversación desde una acción concertada. Este es un fenómeno que se denomina “astroturfing” . Con las herramientas y las rutinas adecuadas, un periodista puede tener más claro quién está moviendo una conversación social y con qué objeto.
¿Consideras que actualmente estamos en la era de la información o de la desinformación?
Estamos a mitad de camino, es decir, en un momento peligroso en el que la información y la desinformación se mezclan de forma muy natural en los lugares donde nos informamos, como nuestras redes sociales y nuestros móviles. No solo eso, sino que entre ellas se generan dinámicas nuevas que fructifican en más desinformación, noticias sobre desinformación, acciones virales con memes. Es un poco locura. Por esta razón debemos armarnos mejor como profesionales.
En este contexto, nunca ha sido tan necesario el trabajo de los medios de información y del buen periodismo.
¿Con qué dificultades podemos encontrarnos al momento de buscar información? ¿Podrías dar alguna clave o ejemplo para detectar y esquivar las fake news?
En mi opinión las mejores herramientas son una actitud de duda permanente y un conocimiento del ecosistema de la información tal y como está configurado hoy. Y después aplicar lo que llamamos “la prueba de la emoción”: ojo con todo lo que llega a tus redes y que provoca en ti una reacción emocional potente, especialmente si es ira o miedo. Lo más probable es que quien lo ha puesto a circular quiera que lo compartas. Esta es la gasolina de los discursos de odio, por ejemplo.
Durante los últimos años, el uso de las redes sociales ha crecido exponencialmente. ¿Qué impacto han tenido estas en el mundo de la comunicación? ¿Y en el de la desinformación?
Es difícil imaginar una extensión planetaria del fenómeno de la desinformación si no hubieran existido las redes sociales. Estas pueden ser maravillosas herramientas para acceder a temas que nos interesan: estar en contacto con nuestra familias o amigos. Pero, usadas “del lado del mal”, poseen propiedades que las convierten en las mejores aliadas de la desinformación. Puedes darle a un bulo mil formas narrativas, hacerlo llegar a públicos diferentes o pagar para que llegue aún a más gente.
¿Cuándo y con qué objetivo decidiste compartir tus conocimientos en talleres para estudiantes de Comunicación?
Soy profesora de redes sociales desde el momento en que dejé los informativos de televisión y empecé a explorar la interacción entre las redes sociales, el periodismo y la comunicación. He hecho decenas de coberturas periodísticas en España y en el extranjero usando sólo un móvil y una cuenta de Twitter. La experiencia es intensa y evoluciona continuamente porque las redes son una imponente herramienta para otras muchas cosas. Me pareció que lo natural era compartir lo que iba aprendiendo sobre el terreno con los futuros periodistas. Estos talleres se inscriben en esta dinámica.
¿Qué consejo darías a los futuros periodistas?
Lo primero que os diría es que os necesitamos. Este es un oficio fantástico que procura muchos momento de gran felicidad. Hace falta vocación, curiosidad de dimensiones cósmicas, aprendizaje de idiomas y respeto por los principios clásicos del periodismo. Necesitamos vuestra creatividad para adaptar el periodismo a otros lenguajes y nuevas audiencias. Es un momento en que todos, periodistas veteranos o jóvenes, aprendemos de todos.
Una de las grandes dificultades que atraviesa el periodismo es que a veces se ve maniatado por la linea editorial del medio en el que se trabaja, por lo que al final el periodismo acaba siendo una parodia de si mismo.