Cuando finaliza Halloween nos ponemos automáticamente en modo Mariah Carey: todas las tiendas se visten de navidad y se comienzan a escuchar villancicos por todos lados, además que en cada plaza podemos encontrar las famosas churrerías y ver cómo comienzan a colgar las luces navideñas dando así inicio a la temporada. Asimismo, el verdadero fenómeno que da inicio a la época de Santa Claus (o Olentzero), es el famoso Black Friday, ya que es cuando las compras nerviosas para conseguir buenos regalos para las fiestas comienzan a dejarse ver en todo el mundo.
Aunque este día es sinónimo de ofertas irresistibles y descuentos desenfrenados, es importante analizar un poco más allá de las promociones relámpago que todos disfrutamos y reflexionar sobre el verdadero impacto que ha tenido en nuestra sociedad.
No podemos negar que a todos nos gusta una buena oferta, y desde semanas antes las tiendas ya comienzan a anunciar promociones para este día, inundando nuestras pantallas con descuentos significativos y creando una atmósfera de urgencia y emoción, a través de narrativas persuasivas que nos hacen sentir que nos estamos perdiendo de algo si no aprovechamos estas únicas ofertas que llegan solo una vez al año.
Sin embargo, desde días antes podemos ver largas filas, la presión, las prisas y la obsesión por las compras que pueden llegar a llevarnos a perder de vista el propósito original de la temporada navideña, y terminar convirtiéndonos en víctimas del consumismo desenfrenado que alimenta la producción insostenible en la búsqueda de ofertas.
Te preguntarás ¿cómo podemos equilibrar el deseo de obtener ofertas con la necesidad de promover un consumo responsable? Pues la respuesta es: la comunicación, ya que esta desempeña un papel crucial al educar sobre la importancia de comprar de manera ética y sostenible.
Cambiar la narrativa del Black Friday, pensando en relación con nuestro consumo, no implica que debamos renunciar a las ofertas poderosas, sino repensar y fomentar un enfoque más reflexivo a la hora de comprar, priorizando productos de calidad sobre la cantidad y apoyando a empresas que realicen prácticas sostenibles, destacando empresas comprometidas con la responsabilidad social y ambiental.
Asimismo, aunque el Black Friday es un reflejo de la sociedad consumista en la que vivimos en la actualidad, somos testigos y participantes activos en este fenómeno. A medida que pasan los días se nota aún más en las calles las ansias por sumergirse en las ofertas de ese día, sin embargo, podemos recordar la importancia de un consumo consciente y responsable, reflexionando sobre cómo nuestras compras nerviosas pueden tener un impacto duradero en el mundo que nos rodea.
Es ahora cuando puedes comenzar a hacer una lista de cosas que realmente necesitas y en las que deseas aprovechar las ofertas de Black Friday y transformar este día de descuentos en una oportunidad tomando decisiones conscientes e informadas. ¿Listos para el desafío?