Lo que hay en el fondo del trabajo que he hecho es un deseo de dar al periodismo musical especializado la relevancia estética que hoy no recibe en España.
La cuestión del indie, o de una escena indie en la música popular de las últimas décadas es algo que ha cobrado vigencia en los últimos años, debido sobre todo a la publicación de algunos libros centrados específicamente en ello o que lo tocan de pasada. A ellos se suma una cantidad no desdeñable de artículos en diversos portales web y, tal vez lo más importante, artículos académicos y tesinas que, de un modo u otro, se aproximan o generan debate acerca de ese concepto escurridizo: indie.
La industria musical se reinventa, lleva años haciéndolo y nada parece indicar que se alcance una estabilidad ni en soportes ni en canales de distribución. Y en la realidad de esa industria musical ejerce un papel decisivo la crítica musical, algo muy estudiado en otros países –ahí están las fundamentales aportaciones de Guillet o Ulfman- pero prácticamente nada en España.
En mi investigación, partí de algo de una idea comúnmente aceptada en el mundo musical y periodístico del país, una idea que sitúa a la revista barcelonesa RDL como la principal impulsora de las escenas y subescenas que, con la independencia por bandera, dieron en España un relevo a los fenómenos músico-sociales que tuvieron lugar en los ochenta del siglo pasado, con la movida como eje y otras a su alrededor, caso del rock radical vasco, el heavy o el llamado rock urbano.
Con es punto de partida, me dediqué a indagar en esa revista, lo que me llevó a estudiar el pasado de las revistas musicales en España, a conocer a sus cabeceras pioneras en los años cincuenta y detectar y analizar las dificultades y condicionantes que este tipo de prensa tuvo en décadas sucesivas. Situado en su contexto el objeto de estudio, reconstruí el pasado editorial de Rockdelux, valiéndome, entre otras técnicas, de entrevistas en profundidad que me permitieron afrontar con posibilidades de éxito la fase clave de mi tesis, el análisis de contenido.
El proceso fue largo y compuesto de varias etapas, pero de forma muy resumida consistió en fijar y justificar un corpus de textos, establecer los criterios para seleccionar algunos en concreto y las pautas para analizar estos textos en busca de captar el discurso que emana de la revista. Todo ello fue seguido del análisis de textos, de los que se obtuvieron dos conclusiones, que puse en relación con las hipótesis en su día planteadas.
Las conclusiones confirman que la revista elaboró un discurso sostenido e insistente acerca de la escena indie española, que analizó esta cuestión en profundidad y que fue el principal impulsor de la misma en los noventa. Asimismo, se constata que. O puede atribuirse a esta revista el modo en que sucedieron las cosas en el desarrollo de esa escena musical determinada, es decir, que no fue la que estableció los rasgos y características formales y de contenido de dicha escena. De hecho, la investigación revela que los valores y rasgos que la revista fomenta en sus artículos, editoriales y entrevistas, son exactamente los contrarios a los que hoy, dos décadas después, identifican en términos musicales y extra musicales la llamada escena musical indie de los noventa.
Defendida la tesis, ahora espero continuar indagando en un campo en el que me siento cómodo, y contribuir en la medida en que pueda a que el periodismo musical empiece a ser atendido como se merece. Es hora de que deje de ser periodismo musical y comience a ser periodismo con todo lo que ello comporta; un periodismo remunerado, riguroso y exigente, que precisa de una formación y de unas condiciones de trabajo para poder llegar a buen puerto. ¿Por qué? Porque la música, el arte en cualquiera de sus formas, recoge y expresa claves que permiten conocer mejor las sociedades del presente y del pasado, incluida la nuestra.